Más que un artículo, esto es un desahogo y una simple opinión mía. Ni generalizo ni pretendo ofender, recuérdenlo en caso de leer. 🙂
Soy una teatrera y productora respetuosa. No me meto con el trabajo de los demás, ni paso mi tiempo buscando obras de la competencia para irlas a ver y descifrar qué criticarles. Jamás publico opiniones sobre los errores o aciertos de otras escuelas, ni me siento con la autoridad moral de criticarlos o juzgarlos. Realmente mi energía se enfoca en cómo lograr que Spotlight sea mejor que Spotlight la producción pasada, y no en cómo Spotlight debe ser mejor que el vecino. Demeritar el trabajo del de al lado o resaltar sus errores, no hace los tuyos inexistentes ni te hace mejor. Siempre digo que todo cae por su propio peso y que cuando las cosas se hacen de manera honesta y con corazón, todo se va acomodando y eventualmente sale bien. Y así ha sido hasta ahora. Con base a un esfuerzo desmedido, entrega y trabajo constante, orden, disciplina, un gran equipo leal y maravilloso, y sobre todo muchos grandes corazones y pasiones: Spotlight es lo que es hoy.
Respeto la competencia honesta y positiva. Reconozco y aplaudo el trabajo de las compañías y escuelas que hacen las cosas de manera honesta, y se esfuerzan porque salgan bien. Es más, cuando en mis manos ha estado; he apoyado a escuelas vecinas como he podido. Ya sea como staff, prestando vestuario, etc. Sin embargo me encuentro una y otra vez con que somos pocos los que hacemos las cosas así. Aquellos vestuarios que presté, ¿qué creen? Ya pasaron SEIS años y siguen sin devolvérmelos. Nadie me dio la cara para decirme que de plano se los iban a quedar o lo que sea. Yo elegí prestarlos en vez de rentarlos porque si no nos ayudamos entre teatreros, ¡nadie lo hará! y, vaya… me quedé sin vestuarios. Afortunadamente en el camino también me he encontrado a otros, quienes están dispuestos a jugar limpio, velar por el bien del teatro, y además apoyar a Spotlight cuando se ha requerido, y casualmente son esas escuelas “competencia” dispuestas a apoyar, cuyo trabajo es impecable.
Parece mentira que las escuelas que hacen las cosas –perdón por la rudeza pero es la verdad- más feas, son las más necesitadas de hacerlo todo con trampas, o sucias, o a medias.
Yo me pregunto: ¿con qué congruencia se lleva una escuela/compañía de teatro, si para empezar; no se respeta al teatro. No se respeta cuando no se pagan los derechos correspondientes para presentar una obra, no se respeta cuando se utiliza el libreto que tradujo alguien más y no se le pide, no se respeta cuando sabiendo que otra compañía está montando una obra y CON DERECHOS, se elige presentar esa misma. ¿Qué mensaje se está dando? “Vengan a hacer teatro, porque es sagrado, y nosotros sí que trabajamos bien. Respeten sus ensayos, respeten a sus directores, y vendan boletos. Pero recuerden, hay otra compañía montando la misma obra y en las mismas fechas… y además no podemos hacer publicidad porque no compramos derechos”. Ah, okay. No pues, si suena formal el asunto. No sé quién está peor, si los que producen y organizan esas obras mediocres, o todas las personas que se prestan a participar en ellos.
No nos damos cuenta que hacer esas cosas sólo daña al teatro en nuestro país. Todo el público que va a ver a la vecina, sobrina, amiga, a una obra escolar fea, es público que PIERDE LA FE EN EL TEATRO. Es público que después no va a ir a ver algo, y va a creer que todas las obras son así. ¡No necesitamos generar perdida de fe en el teatro! Necesitamos sembrarla en todo el país. Que cada que alguien vaya a ver una obra, salga convencida de que valió la pena. Pero de nuevo, ¿qué es peor, los que producen este tipo de obras, o todos los que se prestan a participar en ellas? Porque claro que es padrísimo tener el estelar. Pero si no tienes el perfil, o el nivel de un estelar en una BUENA compañía amateur de teatro, menos lo vas a tener para una compañía profesional. Y estamos llenos de “chavitos” que prefieren ser el estelar de “Macabra, el musical” que ser un buen ensamble de Aida. Prefieren llevar a su público a verlos cantar como estelar al auditorio de su escuela, que verlos luchar por ser mejores aunque en ocasiones eso implique ser ensamble, en un gran teatro y con una obra con derechos y bien puesta.
Qué triste que seamos así. Que triste que así sea como esté creciendo parte de la siguiente generación de teatreros. En la mediocridad total de tantas compañías que montan por montar que no están haciendo las cosas porque tienen un mensaje que enviar al público, o porque creen en el teatro y la magia que genera… sino por quedarse con un peso más. Que triste que haya gente que espera tener el estelar en cada obra, pero no toma ni una clase de canto/actuación/baile y pretende en su adultez seguir siendo el estelar que fue en la secundaria y prepa, sin seguir trabajando en su talento. Qué triste que haya tantos teatreros soberbios dispuestos a hacer todo con los pies, antes que asumir el enorme reto, responsabilidad y hasta sufrimiento que implica hacer las cosas bien.
Y de verdad ha pasado de todo, y siempre elijo no decir nada porque estoy convencida que mientras nosotros hagamos las cosas bien, y seamos nuestro propio parámetro de comparación, todo saldrá de maravilla. Pero, ¿de verdad la gente cree que no nos damos cuenta? En serio; cuando estábamos montando AIDA, otra escuela decidió montarla justo al mismo tiempo. Y no se hacían publicidad porque nosotros teníamos los derechos, luego escuché alguna canción que ENCIMA era la traducción que YO MISMA hice para Spotlight. ¿De dónde sacaron la adaptación? Ni idea. Luego hay gente que se presenta a los primeros ensayos para tomar material y nunca vuelve. Una persona que estuvo en FAMA, después hizo su montaje usando nuestro libreto. Mientras montábamos MISERABLES, otra compañía la puso al mismo tiempo. Y ahora, otra escuela ha tenido la brillante idea de montar JESUSCHRIST SUPERSTAR incluso con nuestro mismo logo. Estos son de verdad sólo algunos ejemplos, pero tengo muchos más. Que, por cierto, le vendría bien al mundo saber que por cambiar el título de la obra, no es más legal el hecho de no pagar los derechos. O sea, perdón pero “Nubia El Musical”, sigue siendo plagio y completamente ilegal, se los digo yo, que afortunadamente soy también abogada. Y aunque podría; no soy, ni he sido ni seré quien vaya a acusar a ninguno de al lado. Nadie tendría que acusar al vecino porque su propia consciencia debería dictarle hacer las cosas bien, no por miedo a ser acusado, sino porque eso es conducirse con congruencia ante el teatro. Mis energías las uso en hacer las cosas en Spotlight bien. Deberíamos aplaudir y generar competencia positiva y honesta, en donde todos los teatreros tuvieran un abanico de posibilidades reales de dónde hacer buen teatro y aprender aún más. No como productores, organizadores o coordinadores estar buscando cómo pisar al de al lado, cómo hacerle trampa o criticarlo.
Resumiendo: me parece triste que algunas personas del círculo del teatro en nuestro país haga que la gente pierda la fe en él, y que los pocos que tenemos medianamente en nuestras manos volver a sembrar esa fe, en vez de hacerlo, nos dediquemos a hacer cochinadas. Me parece triste que haya escuelas haciendo una competencia tan deshonesta, y que se conduzcan con tanta incongruencia. Y me parece muy triste también que haya tanto teatrero que prefiera irse a estas escuelas por ego o soberbia, antes que aguantar, tomar clases, y ser ensamble en un buen lugar.
En fin, en Spotlight seguiremos haciendo las cosas con el corazón, seguiremos siendo honestos, disciplinados, entregados y apasionados. Seguiremos intentando transmitir respeto al teatro, y fe tanto a púbico como a talento. Trabajaremos siempre por ser mejor de lo que fuimos la producción pasada. Continuaremos dándole el valor tan importante que tiene el factor humano: preocuparnos por el elenco, por su cartera, su tiempo, su vida. Seguiremos formando un equipo solido y leal de equipo técnico y de producción, intentando siempre que sepan cuán agradecido, respetado y valorado es su trabajo. Estaremos siempre listos para hacer magia delante y detrás del escenario, y tendremos las puertas abiertas siempre para todos los que se nos quieran unir. Sin embargo, si no quieren estar en Spotlight, no tienen que hacerlo. Pero sugiero ampliamente que busquen escuelas/compañías honestas. Las hay. Somos pocas, pero las hay. Por el bien del teatro, del público, de los teatreros, de su dignidad, la nuestra y la de nuestro trabajo, busquemos todos hacer las cosas bien.
Habiendo sacado todo lo anterior de mi sistema, dejaré de escribir. ¡Que viva el teatro y todos los que genuinamente lo amamos y creemos en él y en la magia que genera!
Y si les interesó el tema y mi desahogo al respecto, ja, aquí está el link de algo que hace unos meses escribí también: